Si hay algo que detiene a muchas personas de invertir, es el miedo al riesgo. Pero aquí hay una verdad clave: sin riesgo, no hay rendimiento.
El riesgo no es algo que debas evitar, sino algo que debes entender, gestionar y aprovechar a tu favor. Invertir no se trata de eliminar el riesgo, sino de tomar decisiones inteligentes para que trabaje a tu favor sin comprometer tu estabilidad financiera. Por eso, es importante explorar qué es el riesgo en las inversiones, cómo medirlo y cómo manejarlo de manera estratégica.
El riesgo financiero es la posibilidad de que el rendimiento de una inversión sea menor al esperado, incluyendo la posibilidad de perder parte o todo tu capital.
Regla fundamental: Mayor riesgo → Mayor potencial de rendimiento.
Esto no significa que debas asumir riesgos innecesarios, sino que el riesgo debe ser proporcional a tu perfil y horizonte de inversión.
No todo el riesgo es igual. Aquí algunos de los principales tipos que debes conocer:
Qué es: La fluctuación en los precios de activos debido a factores económicos o políticos.
Ejemplo: Si el mercado cae un 10%, el valor de tus acciones también baja.
Cómo manejarlo: Diversificación y horizonte de inversión a largo plazo.
Qué es: La dificultad de vender un activo sin afectar su precio.
Ejemplo: Un bien raíz puede tardar meses en venderse, a diferencia de una acción que puedes vender en segundos.
Cómo manejarlo: Mantener una parte del portafolio en activos líquidos como CETES o fondos de inversión.
Qué es: La pérdida de poder adquisitivo si tus inversiones no crecen al ritmo de la inflación.
Ejemplo: Si la inflación es del 5% y tu dinero está en una cuenta que paga 2%, en realidad estás perdiendo dinero.
Cómo manejarlo: Invertir en activos que superen la inflación, como acciones o bienes raíces.
Qué es: La posibilidad de que una empresa o gobierno no pueda pagar su deuda.
Ejemplo: Un bono corporativo que deja de pagar intereses por problemas financieros de la empresa.
Cómo manejarlo: Invertir en emisores sólidos y con buen historial de pago.
Qué es: La volatilidad en el valor de una moneda afecta tus inversiones en mercados internacionales.
Ejemplo: Si tienes inversiones en dólares y el peso se aprecia, el valor en pesos de tu inversión baja.
Cómo manejarlo: Diversificación entre diferentes monedas y activos.
No todas las personas tienen el mismo nivel de tolerancia al riesgo. Para definir el tuyo, hazte estas preguntas:
¿Cuánto tiempo puedo dejar mi dinero invertido?
¿Cómo reaccionaría si mi inversión baja un 10% en un mes?
¿Prefiero estabilidad o crecimiento en mis inversiones?
¿Tengo otros ingresos que me permitan asumir más riesgo?
Tipos de inversionistas según su tolerancia al riesgo:
Ejemplo práctico:
Si tienes un horizonte de inversión de 30 años, puedes asumir más riesgo en renta variable. Si necesitas el dinero en 2 años, conviene reducir la exposición a activos volátiles.
No pongas todos los huevos en la misma canasta. Un portafolio bien diversificado distribuye el riesgo en diferentes activos.
Ejemplo:
Acciones + ETFs + Bonos + Bienes raíces + CETES → Reduces riesgo sin sacrificar rendimiento.
Regla general:
Plazo | Estrategia | Instrumentos recomendados |
Corto plazo | Más seguridad, menos riesgo | CETES, fondos de deuda, bonos a corto plazo |
Mediano plazo | Equilibrio entre crecimiento y estabilidad | Fondos balanceados, ETFs, bonos corporativos |
Largo plazo | Más crecimiento, menos renta fija | ETFs globales, acciones, FIBRAS, fondos de inversión |
Ejemplo práctico:
Si estás invirtiendo para tu retiro en 30 años, puedes asumir más riesgo con acciones y ETFs. Pero si necesitas el dinero en 5 años para comprar una casa, prioriza estabilidad con CETES y bonos.
Los mercados suben y bajan. Si vendes cada vez que el mercado cae, conviertes una pérdida temporal en una pérdida real.
Regla de oro: La paciencia y el largo plazo son aliados clave para reducir el riesgo de volatilidad.
Ejemplo:
Si hubieras invertido en el S&P 500 en 2008 durante la crisis financiera y mantenido tu inversión, habrías visto un crecimiento de más del 400% en los siguientes 15 años.
Regla clave: Invertir con estrategia minimiza el riesgo y maximiza los rendimientos.
El riesgo bien gestionado es clave para la libertad financiera. No se trata de evitarlo, sino de entenderlo y aprender a manejarlo con inteligencia. Un portafolio con estrategia puede crecer incluso en escenarios inciertos.
¿Te preguntas qué ajustes puedes hacer para gestionar mejor el riesgo? Acércate a un asesor de GBM y empieza hoy a construir un portafolio diseñado para crecer con seguridad y visión de largo plazo.
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