La definición de inversión se puede resumir en la acción de colocar capital o dinero en una actividad económica, proyecto u operación con el objetivo de obtener un rendimiento económico a largo plazo.
Básicamente se trata de no consumir en el corto plazo los ahorros o patrimonios que tenemos, sino ponerlos a trabajar para que nos produzcan más beneficios a lo largo del tiempo.
Esto puede hacerse a través de la compra de objetos físicos que se revalorizan, materias primas, bienes raíces, criptomonedas, o inversiones relacionadas con la compra de acciones, fondos de inversión o Exchange-Traded Fund (ETFs).
De esta manera hacemos rendir nuestro dinero y logramos libertad financiera sin hipotecar nuestro tiempo.
Se refiere al rendimiento esperado, es decir, al beneficio que esperamos tener por nuestra inversión. Esto se mide según el porcentaje del dinero invertido. Además, la rentabilidad contempla la relación entre el rendimiento esperado y el riesgo asumido: es decir, a mayor rentabilidad, mayor riesgo.
Esto dependerá del perfil del inversionista, y cómo puede manejar la incertidumbre sobre el rendimiento de su inversión y la posibilidad de pérdida del capital invertido.
Por ejemplo, los inversores más conservadores optan por productos de renta fija o depósitos a plazo fijo, por considerarlos de bajo riesgo. Mientras, otros prefieren instrumentos financieros de renta variable y otras inversiones que les dejen mayor rentabilidad.
Aquí miramos el horizonte temporal de la inversión, es decir, si es a corto, mediano o largo plazo. Toma en cuenta que una inversión extendida en el tiempo genera mejor rendimiento que aquellas que se hacen a corto o mediano plazo.
Un ejemplo claro de esto podrían ser los bonos a corto plazo o bonos gubernamentales, que además se consideran un instrumento de inversión seguro porque están cubiertos por varios países.
En este punto se analiza en cuánto tiempo podremos recuperar nuestra inversión y cuál es el costo que tendremos al convertirla en efectivo. Por ejemplo, los depósitos a plazo fijo nos permiten saber cuándo redimiremos esa inversión y nos aseguran un determinado nivel de interés y vencimientos de poca duración.
Existen varias opciones de inversión y en los últimos años muchas se han vuelto populares, su clasificación depende del tiempo en el que se obtiene el rendimiento, por lo que se dividen en inversiones a corto, mediano y largo plazo.
Las primeras tienen un periodo máximo de duración de un año y ofrecen plazos fijos y seguros. En este artículo nos enfocaremos en las de largo plazo:
Este es un tipo de inversión de renta fija, donde el inversionista coloca capital a varios años, con vencimiento de entre 3 y 30 años, según las condiciones de la deuda, y recibe un monto anual de rendimiento fijo establecido previamente.
Los bonos pueden ser públicos, es decir, emitidos por el Estado y en este caso se consideran de bajo riesgo crediticio, o de inversión privada. Al comprar un bono, el inversionista es acreedor de una porción de las deudas de instituciones o gobiernos.
Es más recomendable para los perfiles de inversionistas conservadores.
Un ejemplo son los bonos ‘M’, emitidos por el Gobierno Federal Mexicano, que pagan intereses cada seis meses: esa tasa está preestablecida desde que se emiten y se mantiene a lo largo del tiempo.
Este es uno de los tipos de inversiones más populares y es la que suelen elegir quienes se inician en este mundo. Sin embargo, es necesario contar con la asesoría adecuada o el conocimiento apropiado para elegir bien dónde colocar el dinero y cuándo hacerlo.
Y es que si la empresa en la que inviertes crece y su valor aumenta, obtienes rendimientos al vender tus participaciones. Pero si sucede lo contrario, podrías sufrir pérdidas.
En el caso de las acciones de la bolsa de valores se agrupan en índices según la capitalización de las empresas.
Los fondos de inversión son vehículos que toman el capital de varios inversionistas y lo invierten en una cartera de instrumentos acorde a la estrategia del fondo. Existen fondos de inversión enfocados en instrumentos de renta fija, variable o alternativos.
Suelen ser de manejo activo, es decir que la estrategia es ejecutada por profesionales de inversión que deciden en qué invertir y buscan lograr rendimientos superiores a los del mercado en general para los inversionistas del fondo.
Por ejemplo, en GBM contamos con GBMINT, un fondo cuya estrategia está enfocada en empresas del mercado estadounidense. El equipo que lo maneja decide específicamente en qué empresas invertir para conseguir mayor rentabilidad en comparación con la bolsa de valores de Estados Unidos.
Esta es una de las opciones de inversión para aquellos perfiles más expertos, porque se necesita conocimiento de los distintos mercados. Pueden colocar capital en el sector agrícola o ganadero, así como el oro o el petróleo.
Todos estos tipos de inversión son válidos y cada uno tiene sus ventajas. Lo importante a la hora de elegir dónde colocar tus recursos financieros es que estés bien asesorado, seguro del paso que vas a dar y que escojas según tu perfil de inversionista.
Una vez conocida la definición de inversión, revisar cuáles son sus tipos y establecer la diferencia con el ahorro, te presentamos sus beneficios:
Como puedes ver, el término inversión está relacionado directamente con rendimientos y beneficios sobre el dinero invertido. Es el único desembolso que, a pesar de los riesgos que conlleva, te brinda la posibilidad de obtener mayor rentabilidad en un horizonte temporal adecuado.
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